Partes de orquesta en régimen de alquiler.
Para más información y solicitud de presupuesto contactar a info@editions-ava.com
En la modalidad de Reducción a Piano (84 páginas), se proporciona una parte de Coro (61 páginas).
En la modalidad de Partitura completa y Partitura de estudio, no se proporciona parte de Coro y es versión para Ensemble/Orquesta.
La ópera infantil Palabras en la barriga está basada en el libro El niño que guardaba las palabras en la barriga, del escritor brasileño residente en Portugal Juva Batella. Aunque el libreto difiere bastante de la historia original, el escritor aprobó oficialmente el uso del tema del libro para este fin, exigiendo a cambio, únicamente, que se haga referencia al mismo y a su editorial en todos los soportes de divulgación.
Palabras en la barriga es una alegoría al placer del lenguaje escrito, hablado, cantado y bailado.
La ópera cuenta con tres personajes niños y un coro infantil (¡no hay adultos en el escenario!), cuya presencia el compositor armonizó con momentos de danza/movimiento en pasajes instrumentales. Asimismo, la temática del libro da pie a una fuerte exploración plástica, puesto que el pueblo Godon es dueño de una cultura visual extraordinaria, reflejo de una sociedad sorprendente (¡Cómo vale la pena conocerlos mejor!). La orquesta está constituida por oboe, fagot, trompa, piano y cuerdas (pequeña orquesta o quinteto), a cargo de músicos profesionales o estudiantes de nivel avanzado. También incluye una versión concertante exclusivamente acompañada al piano.
La historia arranca con Marilú buscando un libro que estaba leyendo el día anterior. A cada libro que hojea le corresponde una música diferente. Finalmente, da con él y prosigue su lectura. Se trata de la descripción de una creencia del pueblo Dogón que asienta en la idea de que todos nacemos con un determinado número de palabras en la barriga. Cuando las gastamos todas, nos morimos. Mientras lee, hay un número de coro con danza/movimiento que parece salir de su libro.
Embelesada con su lectura, Marilú hace mutis y aparece su hermano pequeño, Joaquinzinho, que se presenta en toda su garrulería e hiperactividad. También descubrimos su entrañable pasión por los juegos y por la velocidad, en un número igualmente acompañado por el coro. Al ver que su hermanita se acerca, Joaquinzinho prefiere alejarse.
Marilú revela su afinidad con la naturaleza en un número de coro con danza/movimiento y, en el aria siguiente – tras un intermezzo en el que Joaquinzinho se queja de no tener nada que hacer -, también da a conocer su vena romántica inspirada en los libros, que constituyen el centro de su vida.
Cuando Marilú retoma su lectura sobre el pueblo de Malí, súbitamente salta del libro un guerrero Dogón llamado Gúndúngúm. Marilú, a un tiempo maravillada y asustada, duda sin saber qué hacer ante semejante encuentro entre el mundo de los libros y su vida cotidiana. Decide, entonces, que el guerrero se tiene que disfrazar y lo viste con ropas normales. Ambos hacen mutis para ir a buscarlas.
Joaquinzinho, que sigue aburrido y harto de la finca en la que está pasando sus vacaciones, reaparece. De pronto, ve a lo lejos a Gúndúngúm disfrazado. Convencido de que se trata de un pastorcillo, se imagina un sinfín de aventuras en otro número con danza/movimiento. Sin embargo, al darse cuenta de que el desconocido viene hacia él, entra en pánico. Se esconde, pero Gúndúngúm lo descubre.
Gúndúngúm (disfrazado de pastor) le cuenta a Joaquinzinho el mito de los Godon. Joaquinzinho se queda muy asustado, pues teme haber gastado ya casi todas sus palabras.
Gúndúngúm convence a Marilú a hablar con su hermano, que sigue muy preocupado y evita malgastar sus palabras. A duras penas, Marilú logra ayudarlo. Le dice que no tiene de qué preocuparse puesto que, si es verdad que las palabras se gastan, también es cierto que se pueden recuperar diariamente en los libros, en los paisajes, en los animales, en los amigos… Gúndúngúm, que se había escondido durante la conversación entre los hermanos, vuelve a aparecer, feliz al ver que su plan ha funcionado.
Esta ópera es una celebración de la libertad de expresión, una fiesta de las palabras y de los afectos que brota de la música de los libros correspondientes a distintos afectos que se anuncian ya en la primera escena y un derroche de cantinelas y trabalenguas (éstas, en el caso de tengan que ser traducidas a otras lenguas, se corresponderán a textos y músicas distintas). En el número final se prevén muchos juegos que pueden, o no, implicar el público, dedicados al tema de la expresión de variopintos estados de alma e índoles. Precisamente debido al carácter abierto de este último número, la duración de la ópera es variable, pudiendo oscilar entre los 45 minutos y el tiempo normal de un recital.
Marilú descubre que coleccionar es tan bueno como compartir, puesto que este lado del mundo también es especial (y no solamente el de los libros).
A su vez, Joaquinzinho descubre cómo inducir los estímulos, aprende a escuchar, a observar y a retener.
Gúndúngúm, ser de otro mundo y de otra cultura, es la pieza clave para que los hermanos se redescubran y se enriquezcan mutuamente.
Finalmente, el coro canta la alegría de expresarse y de vivir en comunidad, compartiendo imaginarios.
La versión castellana de la ópera resulta de un trabajo de equipo llevado a cabo por Margarida Amado Acosta, Ignacio García, Basílio Astulez, Álvaro Ortiz y Vasco Negreiros.